miércoles, 23 de abril de 2014

¿Sabemos lo que comemos?: El mundo del etiquetado

  Leche, pan, huevos, cereales, galletas, queso, pechuga de pavo, salchichas, atún enlatado, etc. Sí parece que sabemos el nombre de lo que comemos, pero otra cosa bien distinta es conocer su composición. La aplicación de la revolución industrial al sector alimentario cambió la forma de producir alimentos, se abarataron los costes y se ganó en seguridad alimentaria, en la mayoría de los casos a expensas de la pérdida de calidad y frescura del producto. La globalización posterior tuvo como consecuencia la mayor disponibilidad geotemporal de un alimento y de nuevo la reducción de costes, pero trajo la falta de trazabilidad de los alimentos, la pérdida de información sobre el lugar y forma de producción, así como etiquetados regulados en otros países y en diversos idiomas.
  El dar gato por liebre es un clásico gastronómico característicos de las hambrunas, que se mantiene a día de hoy de manera camuflada en la cesta diaria de la compra (estafas alimentarias en prensa externa a la web). En España el etiquetado obligatorio es bastante genérico (enlace a normativa etiquetado España), quedando a la voluntad del fabricante informar sobre el valor y composición nutricional (enlace a normativa etiquetado nutricional España), una pena no tener derecho a que esta información sea siempre obligatoria y sobre todo confirmada regularmente por una entidad oficial.
  Estos son algunos ejemplos, frecuentes y alarmantes, del 25% de productos alimentarios mal etiquetados del mercado:

- Galletas:


  Muy buena presentación, diseño enfocado a rememorar bienestar, alimento sano y natural. Veamos la composición:


  Lo primero que llama la atención es el batiburrillo del que están fabricadas y de que deben hacer la masa en un gran tonel donde vierten bidones de estas sustancias, parecido a la fabricación de pienso animal. Así qué de natural poco, veamos de sano... Lleva bicarbonato de amonio o E503, cosa que por supuesto no pondrían porque se le tacharía de producto con aditivos. El gasificante artificial E503 es inestable a temperatura ambiente liberando amoniaco a partir de los 35C (la temperatura corporal normal es 36-36.5C). Del amoniaco y sus efectos tóxicos en el organismo no apuntaré nada más. 
Estas galletitas también contienen lecitina de girasol o E322, emulsionante industrial que de nuevo obvian declarar para que nos enteremos. Finalmente las enriquecen con sales de hierro y calcio, con un toque final a aroma... aroma.... ¿de qué?

  Así que puede pensar en irse al sabor tradicional, ahí seguro que no le engañan....




  Ampliemos la composición, "perfectamente visible" para cualquiera:




  Y de nuevo E503 y E322, ¿aroma? y metabisulfito sódico, y eso, ¿qué es?. Pues se trata de otro aditivo artificial, el E223 es un conservante sintético empleado para evitar el desarrollo de bacterias y hongos. Además de impedir la absorción de la vitamina B, a dosis bajas es un tóxico digestivo y sistémico, y esta ampliamente documentado su capacidad de producir crisis asmáticas  en personas predispuestas.

- Pasemos al grupo derivados lácteos. Podría pensar que algo tan simple como vender leche fermentada no puede tener truco, puede ser que no sea así.


  Queso blanco "natural", pensará, ¡fenomenal! Natural y sin procesar industrialmente, ¡al carro! Bueno... veamos antes la cara B:



  Donde sobrepuesto sobre el código de barras del producto (¡que casualidad!) aparece el listado de las "E" de los Reyes Godos, para un alimento publicitado y vendido como alimento "natural": naturalmente que le estamos engañando.
  Continuando con los quesos, en la sección de quesos rallados, generalmente da igual donde se mire porque la composición indica una elevada manufactura industrial:


  Como anuncian en la frontal del envase, "SIN GLUTEN", norma habitual en la mayoría de etiquetados de productos Hacendado. El gluten es una proteína que solo tiene importancia para las personas que padecen celiaquía, para el resto no hay problema en que lo tomen. Sin embargo, la presencia de gluten en los alimentos ha tomado un cariz publicitario negativo, asociándose erróneamente a la idea de que estos alimentos pueden "engordar" más. Una población expuesta a una marea informativa acaba asfixiada de conocimientos, hasta el punto de no filtrar aquellos que son verdaderamente importantes o distinguir datos verdaderos de falsos. En el reverso del envase se encuentran los ingredientes:



  Más y más aditivos, y patata-patata que es más barata, cuando pagamos por queso, un caso típico de adulteración en derivados lácteos.
  Por último en quesos, uno de los quesos de untar más vendidos en España:





  Sin aparentes "E", por supuesto SIN GLUTEN. Contiene como conservante el ácido sorbico o E200, obtenido de los frutos del serbal. Y como estabilizantes:
- goma garrofín o goma de algarrobo (de las semillas del algarrobo) o E410.
- carragenano o E407, extraído de un tipo de alga roja. Sobre su consumo y relación con el desarrollo de tumores, dejo este link a un artículo de revisión que se resume en esta frase "debido a los efectos carcinogénicos de los derivados de carragenanos en animales y modelos experimentales, debería revisarse su uso" (articulo revision sobre carragenanos).

  - Por ultimo, vamos con la composición de los derivados cárnicos. Ya vimos en el ultimo post de Educación Nutricional la alta concentración de grasas trans en los derivados cárnicos hechos a partir de grasa de vaca, ternera o buey. Ahora valoraremos el resto de su composición: 




  Pechuga de pavo, escogida por los clientes por "engordar poco" o menos que el jamón york, esta además vuelve a estar anunciada como "NATURAL".



  En el lateral aparece la composición de un producto que no tiene nada de natural. El primero es la dextrosa, que si la llamamos por su otro nombre químico nos da una idea de lo que es: glucosa dextrorotatoria, pero esto no la van a decir porque introducir un carbohidrato de absorción rápida y alto índice glucémico les daría mala publicidad entre los seguidores de dietas hiperproteicas, pobres en carbos, o entre el colectivo de personas con diabetes. Para completar su sabor dulce contiene directamente azúcar, como se puede leer en la tercera línea. Dos aditivos estabilizadores, incluyendo de nuevo al carrageno (E407) junto a un potenciador del sabor artificial, el E621 o glutamato monosodico, muy empleado en las cocinas de restaurantes asiáticos con el objetivo de rememorar el sabor unami (post sabores en Educación Nutricional) y engañar a nuestras papilas gustativas.
  Siguiendo, veamos las salchichas:





  Con los ingredientes en el mismo color naranja que el interior para que sea "fácilmente" visible. De nuevo contiene dextrosa, carragenos, 2 estabilizantes artificiales, 2 antioxidantes, un antiaglomerante, aroma de humo (como pueda que lo hagan), el glutamato monosodico (E621) visto previamente y 2 conservadores, uno de ellos, el E250 o nitrito de sodio. En el contenido ácido del estómago los nitritos pueden formar nitrosaminas, sustancias relacionadas con la formación de tumores gastrointestinales, especialmente con el cáncer de esófago.
  Por ultimo, el bacon que acumula casi los mismos aditivos que las salchichas.






  Por tanto, saber leer el etiquetado de los alimentos que adquirimos es esencial para conocer lo que realmente vamos o no a comprar. Todo el mundo quiere comprar barato, pero eso no obliga a que se trate de un producto de baja calidad o tan manufacturados industrialmente, y que ya poco se parezca al alimento original que creíamos comprar.

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4 comentarios:

  1. Enhorabuena por tu blog. La información es magnifica.

    ¿te has planteado realizar un articulo sobre los refrescos azucarados y sobre los Zero? ¿engordan? ¿son prejudiciales?

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    1. Dedicado a ti, primer post tras las vacaciones de verano, GRACIAS!

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  2. Aunque he visto una entrada en la que hablas algo del tema
    http://nutritionaleducation.blogspot.com.es/2014/06/endulzar-azucarar-y-ahora-edulcorar.html

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  3. Gracias Antonio, me alegro que te guste el blog y sea de tu interés, tomo nota de la idea.

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